viernes, 29 de noviembre de 2013

Reseñas Cineblog: Los Pájaros

Filmoteca Regional, Miércoles 4 de diciembre

“Los Pájaros” (Alfred Hitchcock, 1963) 

Alfred Hitchcock estaba pasando por un momento difícil en su carrera cuando dirigió “Los Pájaros”. Por un lado estaba el éxito de su anterior largometraje (“Psicosis”, 1960) y de la serie de televisión La Hora de Alfred Hitchcock” (1962-65), que había prolongado la aceptación de “Alfred Hitchcock presenta” (1955-62). Pero por otro lado, el director inglés tenía 64 años y fama de problemático en una época en la que surgía un nuevo cine moderno que llevaba a los jóvenes a las salas; aparecían nuevos directores a los que ya llamaban ‘el nuevo Hitchcock’ (como a Henri-Georges Clouzot, director que demostró dominar el suspense y la tensión fílmica en “El Salario del Miedo”, 1953, o “Las Diabólicas”, 1954) y el cine de Hitchcock corría el riesgo de quedarse desfasado. La presión y las ganas de callar bocas convirtieron a “Los Pájaros” en uno de los más geniales ejercicios de terror surrealista de la historia del cine, compleja, claustrofóbica y capaz de atesorar una multitud de interpretaciones entre sus inquietantes imágenes y su etéreo argumento.

Melanie Daniels (Tippi Hedren, a cuyo personaje Hitchcock le había puesto el nombre de su hija de 6 años: Melanie Griffith) es una niña de papá que un día conoce en una pajarería de San Francisco al abogado Mitch Brenner (Rod Taylor), el cual quiere comprar unos agaponis para regalar a su hermana (Veronica Cartwright). Más tarde Melanie decide visitar por sorpresa a Mitch en su pueblo, Bodega Bay, y llevarle los pájaros que él no había podido comprar. Pero a su llegada es extrañamente atacada por una gaviota, y a medida que pasa el tiempo, sin saber porqué, toda clase de aves comienzan a comportarse de una manera poco habitual.   

Las excentricidades del orondo genio inglés iban en aumento (durante el rodaje de “Los Pájaros” regaló a la pequeña Melanie Griffith un muñeco réplica de su madre en un ataúd), así como también crecía su ambición cinematográfica (se puede considerar este film como lo más alto de la filmografía de Hitchcock). Unos cuidadísimos efectos especiales, una siniestra banda sonora de Bernard Herrmann y una exigente dirección omnipresente convierten esta historia de sucesos inexplicables en una de las mejores películas de la historia, así como una de las fundadoras del subgénero de terror sobre miríadas de bichos dañinos que amenazan a la humanidad (“Los Pájaros” debía terminar en San Francisco, con el Golden Gate cubierto de pájaros, pero no se pudo hacer por falta de presupuesto).


- Para los que se pregunten por los orígenes del cine fantástico y de terror moderno.

- No pierdan el tiempo los que necesiten justificaciones y explicaciones en el argumento.

Rubén Párraga Díaz - Cineblog.net
 
 
 
 
 
 
 
 

jueves, 21 de noviembre de 2013

Reseñas Cineblog: Los Mundos de Coraline


Filmoteca Regional (Festival TítereMurcia 2013), Jueves 7 de Noviembre

“Los Mundos de Coraline” (Henry Selick, 2009)

Desde que el ‘stop motion’ fuese adoptado por los directores de la Europa del este, allá por los años 50 y autores de la talla de Jiri Trnka o Jan Svankmajer lo aupasen al olimpo de la complejidad conceptual; este formato de animación parece estar rodeado por un halo de calidad artística y técnica (tal vez por lo arduo de su proceso) que no posee la animación tradicional. El otrora animador de la Disney Henry Selick (director de joyas como “Pesadilla antes de Navidad”, 1993, o “James y el Melocotón Gigante”, 1996) es un ejemplo del estatus de la animación fotograma por fotograma gracias a historias para todos los públicos afectadas por un toque siniestro y maduro. “Los Mundos de Coraline” está basada en una novela del escritor y guionista de cómics Neil Gaiman, el cual ha encontrado en lo onírico y lo sobrenatural un medio perfecto para reflexionar sobre la sociedad y la psique humana. Ambos son responsables de este sombrío y fascinante trasunto de ‘Alicia en el País de las Maravillas’.

Coraline Jones es una inquieta joven que acaba de mudarse a una vieja casa con sus padres. Estos no le hacen mucho caso, así que ella decide explorar el lugar, lo que la lleva a conocer a sus excéntricos vecinos, entre los que se encuentra Wybie, el extrovertido nieto de la dueña de la casa. También encuentra Coraline una pequeña puerta en una pared de la casa; al atravesarla descubre una especie de mundo alternativo en el que todo es igual al real, excepto que todo el mundo tiene botones cosidos a los ojos. En este mundo sus padres tienen tiempo para ella y todo el mundo es muy amable, así que empieza a pasar allí todas las noches. Pero no todo es tan bueno como parece.

Selick se sumergió en el imaginativo material de Neil Gaiman, ampliándolo argumentalmente y dándole forma, gestos, expresiones faciales (la protagonista emplea unas 208.000 distintas), miradas, colores y un sinfín de pequeños detalles que ocuparon su mente durante más de dos años (cerca de 450 personas entre animadores, técnicos, diseñadores, …). Obra inteligente, excitante, arriesgada y de atmósfera enrarecida; esta producción independiente (aunque distribuida por la Universal) se ha hecho un hueco como film de culto para todos los públicos y ha provocado que algunos descubrieran quien era el verdadero cerebro tras las aventuras de Jack Skelleton.

- Para ‘gourmets’ de la animación que no quieran poner a sus hijos “Cars” o “Aviones”.
- No pierdan el tiempo los que busquen colorido Disney e intenciones planas y moralistas.




Reseñas Cineblog: "La Quimera de Oro" y "El Gran Dictador"


Filmoteca Regional, Miércoles 27 & Jueves 28 de Noviembre

La Quimera del Oro” (Charles Chaplin, 1925)

“El Gran Dictador” (Charles Chaplin, 1940)
Dos días, dos películas, dos obras maestras, dos momentos en la carrera de uno de los grandes genios de la historia del cine. Cuando dirigió la ambiciosa La Quimera del Oro” Chaplin era una rutilante estrella de Hollywood, había dirigido más de 50 cortometrajes (algunos auténticas obras maestras como “The inmigrant”, 1917, o “A dog’s life”, 1918) y un par de largometrajes (su debut tras las cámaras, “El Chico”, 1921, había sido un colosal éxito de taquilla); a su habitual virtuosa comicidad física había que añadir una creciente complejidad conceptual, crítica y moral que convertía el film en atemporal. En 1940, cuando se estrenó “El Gran Dictador” (su primer film sonoro y su último gran éxito), Charles Chaplin era casi una reliquia anacrónica y el mensaje (en este caso una crítica sangrante al nazismo) había dejado de lado, sin abandonarlo completamente, el ‘slapstick’ y la comedia pura. Esta actitud lo llevó después a criticar el capitalismo (“Monsieur Verdoux”, 1947) o la persecución política (“Un rey en Nueva York”, 1957) y a ser acusado por ‘actividades antiamericanas’ y comunista, lo que hizo que tuviese que exiliarse en 1953.

Una de las características del cine de Chaplin es su contextualización en entornos hostiles de los que poder extraer el sustrato de la carga conceptual del argumento. Desde la Alaska de la fiebre del oro, en la que despiadados y rudos hombres buscan fortuna entre la nieve y donde se ocultan fugitivos de la justicia, hasta un trasunto de la Alemania bajo el poder de Hitler, donde ser judío era caminar por la cuerda floja. Y en ambos escenarios, Chaplin interpreta a un aparentemente débil y desgarbado personaje (ya sea un vagabundo buscatesoros o un barbero hebreo) al que las circunstancias van empujando a las situaciones más disparatadas.

Director, productor, guionista, protagonista y compositor de las bandas sonoras de ambos films, el genio de Chaplin alcanzaba cotas orgiásticas y parecía no tener límite hasta que la intolerancia y el miedo a lo diferente contra el que él mismo había arremetido en sus películas le puso las cosas difíciles (tras “El Gran Dictador” solo rodó cuatro películas en casi cuarenta años. Pero su herencia, la de un gran maestro de la comedia inteligente y contestataria, tuvo su continuidad con genios como Jacques Tati, Luis García Berlanga o Mario Moreno ‘Cantinflas’; y sigue viva en autores tan dispares como Roberto Benigni, Mike Judge o John Lasseter.


- Para cualquiera que no se haya rendido a la comedia burda y facilona.

- No pierdan el tiempo los amantes de los diálogos ingeniosos.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Reseñas Cineblog: Buda Explotó por Vergüenza

Filmoteca Regional, Jueves 21 de Noviembre

“Buda explotó por vergüenza” (Hana Makhmalbaf, 2007)

Con 8 años, en 1996, Hana Makhmalbaf (hija del director iraní  Mohsen Makhmalbaf, responsable de films como “Kandahar”, 2001) dirigió su primer cortometraje como alumna de la escuela de cine que su padre fundó en su propia casa. Con solo 14 años, Hana ya recibió una mención especial en el Festival de Venecia por un documental en el que mostraba el ambiente de rodaje de “A las 5 de la tarde” (film dirigido por su hermana mayor Samira Makhmalbaf, y que logró el Premio Especial del Jurado en Cannes). A los 18 años, ya estaba preparada para dar su salto al largo de ficción, y lo hizo con la co-producción franco-iraní “Buda explotó por vergüenza”. Festivales como Berlín, San Sebastián o Roma se rindieron a esta reflexión pacifista y profundamente humana sobre la educación (y como los niños se comportan según aprenden de sus mayores) en la que sólo es necesario un único escenario natural, actores no profesionales y mucho amor por lo que se hace, para crear un film imprescindible.

La película está ambientada (y rodada) en una árida zona central de Afganistán por donde pasaba la Ruta de la Seda, en un asentamiento bajo lo que queda de las grandes estatuas de Buda que en 2001 el gobierno afgano mandó destruir a base de dinamita y cañonazos. Seguimos durante un día a Baktay (una sobrecogedora interpretación de Nikbakht Noruz), una niña de 6 años que quiere ir a la escuela para aprender a leer y escribir. Pero no será tan fácil debido al sometimiento de la mujer en la sociedad afgana y al fanatismo religioso que impera en ese hostil entorno en el que parece que la única esperanza de salvación se encuentra en la ingenuidad de una niña.

La joven directora nos muestra como un entorno devastado por las luchas internas (religiosas y sociales) y por la ambición externa (hacia el petróleo) crea gente inculta, intolerante y frustrado A través de bellísimas imágenes, Hana Makhmalbaf construye una emocionante historia cargada de simbolismo (en la que vemos las incongruencias del comportamiento adulto en los niños) reforzando la calidad de la difícil industria cinematográfica iraní (en Irán está prohibida cualquier forma de arte que no sea religioso, así que directores como Abbas Kiarostami, Majad Majidi, Bahman Ghobadi o la familia Makhmalbaf son considerados poco menos que delincuentes).
                       
- Para absolutamente todo el mundo, por su valor humano y moral.

- No pierdan el tiempo los que necesiten persecuciones, tetas o chistes de pedos.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Reseñas Cineblog: Náufragos

Filmoteca Regional, Martes 12 & Sábado 16 de Noviembre
 

“Náufragos” (Alfred Hitchcock, 1944)
 

El amante de la experimentación Alfred Hitchcock ensayó el subgénero ‘one location’ (películas ambientadas en un solo escenario) con este claustrofóbico thriller ambientado en un bote salvavidas que demuestra, al igual que producciones actuales como “Cube” (Vincenzo Natali, 1997) o “Buried” (Rodrigo Cortés, 2010), que los espacios reducidos dan mucho juego para el suspense. Más cerca de la dialogada búsqueda de la verdad de “12 hombres sin piedad” (Sidney Lumet, 1957) y del tramposo juego de La Huella (Joseph L. Mankiewicz, 1972) que de propuestas modernas más efectistas y pasionales como “Exam” (Stuart Hazeldine, 2009) o “Bajo Cero” (Adam Green, 2010), “Náufragos” es un genial e intrigante ejercicio de estilo. Más tarde el propio Hitchcock iría ampliando el set de rodaje con La Soga (1948), en la que todo transcurre en una sola habitación, o “La ventana indiscreta” (1954) en la que la escena se amplía hasta un patio de luces completo.
 

Una periodista (Tallulah Nakhead), un marino (William Bendix), una enfermera (Mary Anderson), un ingeniero (John Hodiak), un rico empresario (Henry Hull), una inglesa acompañada de su hijo muerto (Heather Angel), un camarero negro (Canada Lee) y el joven Stanley (Hume Cronyn), se encuentran, durante la II Guerra Mundial, en una barca en medio del Atlántico tras ser torpedeado su barco por un submarino alemán. Pero la cosa se pondrá peor cuando rescaten del agua a un soldado alemán (Walter Slezak) que sembrará conflictos morales y enfrentamientos entre las diferentes personalidades y roles de los componentes del bote.
 

Excelente retrato psicológico de la paranoia y el odio en todos los extractos de la sociedad que también tiene lugar para la crítica política y antibelicista; y para unos diálogos afilados y frenéticos perfectos para la diva Bankhead. Rodada sin música añadida al más puro estilo Dogma95 (solo la que emiten los personajes, el camarero con una flauta particularmente) y sin mostrar el bote desde el exterior nada más que lo preciso para intensificar el enclaustramiento y la tensión, “Náufragos” fue un fracaso en su momento entre un público deseoso de ‘grandes espectáculos’ que no terminaba de entender las aspiraciones artísticas y cinematográficas de este, por otro lado, taquillero director.
                       

- Para estudiosos de los resortes del suspense cinematográfico y los giros de guión.

- No pierdan el tiempo los que busquen dramas atormentados o  aventuras delirantes.



 

jueves, 7 de noviembre de 2013

Agenda Cultural de La Mirilla Recóndita

Aquí tenéis los enlaces de los eventos culturales más destacados para esta semana:
 
CINE:
 

 

RECOMENDACIONES MUSICALES:
 
Conciertos
 

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