lunes, 28 de enero de 2013

Greetings Desde los Pantanos


Hace algún tiempo, pero no demasiado, bajé hasta las profundidades, hasta ese "otro mundo" donde habitan las criaturas abandonadas por nosotros, por el hombre. Ese día bajé a los pantanos y conocí a seres tan bellos interiormente como horrendos y deformes. Una mezcla de locura, fantasía y realidad. 

Ese día corrimos a toda prisa hasta el lugar, no podíamos llegar tarde, no nos lo queríamos perder. Nada más entrar, el cartel de "Localidades Agotadas" colgaba de la taquilla pero habíamos sido precavidos y teníamos las entradas en nuestro poder. Una chica de aspecto hippie merodeaba la entrada buscando camelar a todo el que se acercaba a la taquilla para conseguir una localidad pero nadie quería perderse esta oportunidad única que se nos brindaba.

Tras un largo pasillo llegamos a la acogedora sala. Apenas unas cabecitas nos separaban del escenario donde el espectáculo iba a tener lugar. Ocupamos nuestros asientos y en tan solo unos minutos todo era silencio y oscuridad. Una roca tímidamente iluminada era todo cuanto alcanzábamos a ver. Entonces apareció él, tan deforme, tan peculiar, tan diferente a cuanto podía haber imaginado. Y comenzó a hablar. Sí, se dirigía a nosotros. Y todos y cada uno de los que allí estábamos lo observábamos con curiosidad, respeto y admiración. Pero el show no había hecho más que comenzar, el desfile de estas criaturas deformes y tan peculiares había empezado y no eran reproches lo que nos esperaban sino más bien una acogedora y cálida bienvenida. Era su situación la que nos daban a conocer, y nosotros, tan inocentes en nuestra burbuja, no podíamos ni imaginar que éramos la causa de su sufrimiento, los que los habíamos desterrado a los Pantanos, alejados de la mano de Dios y del resto de la humanidad para no escuchar nunca más su sufrimiento. 

Luces, magia, cercanía, risas y emoción. Todo un espectáculo digno de admiración. 


No hace mucho creí escuchar que pronto nos volverían a brindar la oportunidad de verles de nuevo a todos y a cada uno de ellos. Si es así no lo dudéis, no dejéis escapar la oportunidad porque tal vez un día, cansados de nuestra ignorancia no quieran volver y prefieran refugiarse en su mundo, el mundo que nosotros les creamos y al que fueron expulsados por el mero hecho de ser diferentes. 

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